sábado, 29 de septiembre de 2007

| La categoría la dan los clientes y no la administración |


Con este titulo se abre un debate a raíz de un post de Edu William en su blog, en el que deje mi opinión y me alienta a que desarrolle un poco más mi respuesta.

En este país las clasificaciones aun las otorgan las administraciones, que raramente concuerda con la expectativa del cliente, es de psiquiatra, lo advierto de entrada.

El modelo de clasificación por estrellas, llaves etc. actual obedece a una forma de clasificación en origen de la reglamentación turística de los años sesenta, (siglo XX) para orientar al cliente de la oferta disponible (sobraban clientes y faltaba oferta en toda Europa).

Con el paso del tiempo sumándole el conocimiento del cliente este modelo ha quedado obsoleto (sobra oferta y faltan clientes) la clasificación los encasilla a todos por igual, siendo diferentes, no ajustándose a la realidad, con lo que propicia la picaresca (Tipical Spanish) y conlleva a la decepción del usuario (expectativas versus realidad percibida).

Se esta debatiendo desde la administración el futuro turístico del país en el programa 2020, al que ya en su día critique abiertamente y jamás recibí respuesta ni por la critica ni por las personas a las que critique, se sigue haciendo énfasis en la comercialización y conocimiento del cliente, pero del producto mas allá de describirlo, tipificarlo, y hacer recomendaciones de tendencias, sigue encasillado por turismo mas el adjetivo clasificador añadido, (sol y playa, urbano, segunda residencia, rural, etc.) pero de clasificaciones nadie ha hablado de una revisión por obsoleto, del estado de la planta hotelera aun menos, el lobby es muy potente, en su momento afirme y me reitero que hoy el sol y playa no aguanta un entorno 2.0.

El cliente, nuestra razón de ser, sigue siendo la asignatura pendiente, ¿de que nos vale saber lo que desea, si no se le podemos ofrecer lo que demanda?

¿Creéis que aguantara mucho la política de bajos precios, como viene sucediendo?

Hoy ya debemos esperar que la oferta atractiva este completa para que la nuestra sea contemplada por el usuario, atraídos por el bajo precio.

La planta ofertante, sigue ofreciendo lo que tiene, con orientación a costes versus beneficios.

Las administraciones se siguen gastando sumas astronómicas en promoción, para promocionar enmascaradamente supuestos productos innovadores cuando no dejan de ser “mas de lo mismo”.

Oigo voces de liderazgo, en cifras absolutas de visitantes, mientras el ranking de gasto medio por turista confirma que esta bajando en picado.

Si los costes no paran de aumentar, mientras baja la renta disponible por ingresos decrecientes, ¿Cuánto tiempo le queda a este modelo?

¿Estamos dispuestos a subvencionar con los impuestos la mala calidad de algunos empresarios, para su beneficio exclusivo?

El turismo es una actividad de alto rendimiento a pesar de que algunos defiendan la precariedad económica, no es de extrañar pues que recientemente acudan como moscas empresarios de otros sectores, cuando ven, salarios bajos, bajos costes, amortización rápida, alta ocupación, y disponibilidad de cash flor, en según que zonas ocupación permanente.

Son datos y detalles que deberían llevar a reflexionar a más de uno, de nosotros mismos depende desde aquí hacer que las cosas sucedan se necesita un giro de 180 grados orientado la industria al cliente, de no ser así, siempre nos quedara este espacio para las lamentaciones.

Como catalán que soy, apelando a la literatura fantástica del “Timbaler del Bruch”
Si en lugar de tocar el tambor se hubiera tocado los…… Hoy, seriamos franceses, y en lugar de Costa Brava tendríamos “La côte Sauvage”. Anda que seria lo mismo estando en manos de los maestros de la distribución y la autoestima.

Saludos cordiales

2 comentarios:

Edu William dijo...

gracias joan por continuar el comentario ampliandolo con tus conocimientos. sobra decir que no puedo estar mas de acuerdo en lo que comentas...
un abrazo
edu

Juan Pablo dijo...

Joan, permíteme decirte que lo que comentas en tu post, no es solo un mal que aqueja a tu país, sino que lamentablemente se hace extensivo a otros.
En Argentina se sufre de un problema similar centrado en una misma temática. Aún sigue en vigencia una antigua ley que determina la categoría de los establecimientos, en especial los hoteleros, la cual iguala y mete todos en una misma bolsa. Desde hace mucho tiempo se debate en que la misma esta obsoleta, pero como para todo materializar un cambio estructural conlleva un tiempo y un esfuerzo (y muchas veces costos ocultos) que no muchos están dispuestos a realizar.
Sin dudas como tu planteas quien decide cual es la categoría de un sitio es el cliente. El que no lo entiende así, creo que mejor busque hacer otra cosa. Basta solo con ver cuantos lugares de altos estándares se han caído a pedazos solo por el hecho de querer imponer sus formas y no escuchar realmente lo que sus clientes le demandaban.
Igualmente creo que se debe realizar un trabajo de formación y reeducación de las personas haciéndoles saber que lo que deben demandar esta en relación con el servicio que quieren obtener y de la experiencia que desean realizar en su viaje. Es decir no dejarlo que siga pidiendo un sitio por estrellas, sino poder escucharlo e interpretar cual es su necesidad y así poder ofrecer aquella alternativa que mas se ajusta a su planteo, mas allá de la categoría del sitio.
Sin dudas si hay algo que te caracteriza en tus entradas y del a cual me resultan realmente muy elocuentes es la facilidad con que planteas y llevas a la arena del debate las grandes teorizaciones. Siempre aplicas lo que a mi entender nunc a debe dejarse de tener en cuenta que es el sentido común que es el mas común de todos los sentidos, pero aunque parezca mentira el que muchas veces se deja de lado.
Como tu bien haces referencia cuesta mucho que quienes son los encargados de ver “las cosas” hagan centro en la problemática real y no se queden debatiendo en cuestiones que si bien son importantes están siempre en el plano “intelectual”.
En esta búsqueda de posicionamiento constante en donde los aparatos de promoción tienen estructuras enormes, donde los gastos son siderales, creo que se termina perdiendo de vista el eje de la cuestión, que es: Quienes somos, que tenemos, a quien se lo ofrecemos y como lo hacemos?
Sin dudas ni un segundo se puede poner en duda las herramientas de gestión y sobre todo las tecnológicas, los nuevos entornos, la optimización de las gestiones, pero no podemos centrarnos únicamente en mejorar el auto y hacerlo mas veloz, mas seguro, etc, sin dejar de prestar atención a donde sacamos la nafta(gasolina) para que funcione.
Creo que existe un necesidad latente de entender que si no hay una visión integral de las cosas, sino se aboga por acciones mancomunadas que viertan beneficios para todos y no solo para unos cuantos, y sino se modifica una postura en donde la raíz nodal no sea bajar los costes sino mejorar el servicio y acercar lo mas posible la brecha entre lo deseado y lo percibido por lo clientes, creo entraremos (ya lo estamos hace rato) en un espiral que cada vez se hace mas profunda y rápida.
Una vez leí una frase que decía algo mas o menos así… que solo hace falta una sola gota de azul de metileno para teñir una copa de agua clara y cristalina.
Un saludo cordial desde lo lejos y sigue condimentando con esa sal tus entradas que dan un toque de sabor diferente.