sábado, 14 de julio de 2007

Una historia real


Estas dos frases un día propiciaron que yo tomara decisiones que jamás hubiera imaginado.


Primera.- “Espabila, no sea que cuando quieras hacerlo ya no puedas”.

Segunda.- “La única libertad que te da el dinero es la libertad para decir no”.

Este post va dedicado a todos aquellos que os habéis tomado la molestia de responder al post del “paraguas”, vaya de antemano mi agradecimiento al tiempo que dedicáis a la lectura y respuestas.

En aquella época era director gerente de una agencia de viajes de la cual mi participación era una cuarta parte, debía reportar actuaciones y decisiones al consejo de administración.

Era una época en que los “autocaristas” ocupaban poco a poco el espacio de los tour operadores, aquellos que conozcan la costa saben de que les hablo, a priori el espacio de los Tour Operadores es ocupado por muchos autocaristas europeos, el hecho propicia el aumento considerable de agencias de viajes receptivas dada la dispersión y la cantidad de posibilidades que el mercado ofrece, esto evidentemente ocurre en los albores de 1970 aproximadamente, seguía siendo un mercado de demanda.

Habituados con el trato al autocarista, en aquel momento nuestra posición era la mas cómoda del mundo, “vendo lo que tengo y dense prisa que se acaba”.

Llegan los ochentas, después de las crisis petroleras, (1973,1979) y el autocarista sigue siendo mucho mas competitivo que el transporte aéreo, crecen como setas, las empresas carroceras alemanas Kassbohrer y Neoplan en su vida podían imaginar crecer como lo hacían, la lista de espera para un autobús era de dos años, las cadenas de producción colapsadas y vendidas de antemano, una locura.

Los autocaristas establecidos con poca comunicación al mercado viajaban semana tras semana con autocares llenos con sus “pendel” que le llaman en Alemania a los viajes de lanzadera. (Salían el viernes al anochecer después del transporte escolar y regresaban el domingo por la tarde, el lunes retomaban el trabajo que les sustentaba, el turismo era un beneficio extra).

La producción se dispara, la competencia aumenta para los propios autocaristas, los conductores pueden elegir empresa, todos se los disputan, los chóferes de camión aprovechan el fin de semana para bajar como segundo conductor (no era obligatorio el tacografo por aquel entonces), los receptivos solo teníamos un problema, “tener camas fiables”. Nuestro enemigo era el overbooking. ¿Orientación a quien?, ja ja no me hagáis reír, yo en aquella época desconocía lo que significaba Marketing.

A mediados de los ochentas la crisis aparece, atomización de oferta en los mercados, mal servicio, overbooking, autocares medio vacíos, dejaba de ser rentable lo que era una gallina de los huevos de oro.

Ya no vendíamos todas las camas que teníamos y el autocarista cada día pedía más servicios por el mismo precio, ya que mis “colegas” basaban toda su estrategia de captación en bajar los “fees” o margen de aplicación al precio de la pensión completa contratada. (Jamás hemos recibido una sola peseta del Hotelero).

La guerra había empezado, he visto caer autocaristas y agentes receptivos como moscas, pero aparcando la historia, (me emociono y no acabaría por contaros lo que pretendía).

Un buen día mi principal cliente autocarista, tenía cita conmigo, todo un alemán. dueño de una de las mas importantes empresas de transporte, hacia gala de su carácter autoritario y de superioridad.

Yo había tomado una decisión, no trabajar mas para el, pero el no lo sabia aun, podía haberlo ventilado en los cinco primeros minutos de la entrevista, pero pensé que me aguante toda la mañana (fue una pequeña revancha he de reconocerlo).

Llega, le ofrezco café y empieza la conversación, (bueno el monologo, solo hablaba el) yo tomaba notas en un papel en blanco, y cada vez que me pedía mas servicios hacia un palito al lado del servicio, llega el medio día y esperaba que como cada año le llevara al mejor restaurante de pescado de la zona, (me dije ¿para que gastar dinero si al final le diré que no a todo y se ira en busca de uno de mis “colegas”?).

Me puse serio y le dije, Herr......... no me interesa trabajar para ud, la próxima temporada.

No podía esperar una actitud semejante por parte de un “Spanien” (Español) se puso como un energúmeno recitándome cuanto dinero había ganado con el, le deje que hablara y al final le dije, mire Herr, cada palo que ve en esta hoja, representa que por el mismo precio que se fijo la temporada pasada ud, me pide mas servicios que a mi cada palo me representa “x” pesetas persona y día de coste, si los sumo y lo descuento de lo que le cargo, cada cliente suyo me cuesta “X” pesetas, es evidente que cada uno mide las distancias con distintos aparatos.

Como buen Alemán me dijo, “Unmoeglish” (imposible), se levanta y me pregunta ¿no vamos a comer?, le dije mire ud, no he previsto nada, ya que supongo que no estará interesado en seguir hablando conmigo ya que no vamos a trabajar juntos la próxima temporada. Se levanto muy enfadado y se fue.

De las dos frases la primera me dio la luz para tomar una decisión, de la segunda tome el poder que me otorga el no perder mas dinero, el problema vendría al día siguiente para contarles al consejo mi decisión.

Fue el principio del final de mi empleo en esta sociedad, al poco tiempo tuve que abandonarla y volver a empezar, pero lo mas importante de esta historia es la aplicación de las dos frases, y que al cabo de unos años me tropecé con el Herr, en una feria (acto similar a los entierros, en el que se encuentra toda la familia)
me invito a comer, (me sorprendió), me contó que no le había ido bien con los “Colegas” que me sustituyeron en el tiempo, que perdió muchos clientes a costa de malos servicios recibidos, (jamás reconoció que quería pagar lo mínimo para atender a sus clientes) gano mucho dinero pero no le sirvió de nada, ya que al poco tuvo que vender la empresa antes de que fuera demasiado tarde, hoy trabaja (de comercial) para sus chóferes que se quedaron con la empresa, al despedirnos después de dar un repaso a toda la competencia, me dio un consejo, “no cambies” me dio un abrazo y seguimos manteniendo el contacto, pero jamás hemos vuelto a trabajar juntos.

Saludos cordiales.

1 comentario:

Anónimo dijo...

hola joan,

una vez mas gracias por tus reflexiones y espero que en un futuro proxima podamos compartir tambien las mias. Leyendo esta reflexion-articulo me ha venido en mente tu aventura americana para diversificar tus servicios y en aquel momento explorar otro mercado y a su vez ser un empresario emprendedor frente a los otros receptivos. A lo mejor no cubrio 100% tus expectativas pero de todo se aprende.
Yo comparto 100% la decision tomada de no trabajar mas para el autocarista y como en la vida saber decir NO, para mi es una virtud mas que un defecto. Pues me paso algo similar pero con una agencia mayorista ( estas que a veces se piensan que los hoteles son el banco de españa y pagan a lo pronto a 120 dias...mercen articulo a parte) en mi epoca de director comercial de un resort.Y las consecuencias pues bien ya no estoy en el resort...
Joan me quedo pero con la frase despedida del aleman: no cambies nunca, gracias a personas como tu los jovenes que subimos en esta profesion podemos aprender mas en la practica que en las aulas de turismo,,,un abrazo y hasta pronto