viernes, 20 de julio de 2007

Como hacer que ratones y gatos jueguen juntos.


Después de un breve tiempo en la blogosfera turística y compartiendo espacios con mis compañeros, como Albert Barra, Juan L. Sobejano, Isaac Vidal, Edu William, Javier Garcia Cuenca, Nacho Giral, y otros muchos, que me disculpen si no les cito, en el espacio común de Turismo 2.0, algunos de los artículos recientes me han llevado a una reflexión la cual expongo para debate del grupo si se estima procedente.

Dándole vueltas a la gestión de los recursos humanos, (preocupación sobre todo de mi amigo Juan L. Sobejano) el cual domina perfectamente, dado que es un buen conocedor de la industria, si además le añado la resistencia al cambio por parte de los Hoteleros en reconocer el capital del conocimiento que dirigen pero que no gestionan se me ocurre la siguiente propuesta.

Desde este espacio virtual en el que convivimos, generadores, compradores e intermediarios de conocimiento, podríamos constituir como un “banco de favores” al mas puro estilo de Tom Wolf en su novela de “la hoguera de las vanidades” sin animo de lucro.

La situación la conocemos todos, pésimo valor del empleado, mal pagado, horarios intempestivos, jamás se le pregunta, se le dice que tiene que hacer y a que hora tiene que estar, incluso teniendo larga experiencia en su puesto o función.

La primera palabra que se me viene a la mente es “menudo despilfarro”.

¿Y si en nuestro espacio Turismo 2.0 dispusiéramos ordenadamente de foros de recepcionistas, directores de hotel, gobernantas, maîtres, barman, camareros, camareras, botones, lavanderos, serenos, donde ellos interactúen libremente intercambiando sus conocimientos?

Lo mismo me sirve para agentes de viajes, que almacenan mucho conocimiento pero jamás, salvo algún colega en apuros, sabiendo de su experiencia hace una llamada de socorro a otro, pero que no forma parte del habito en el sector, (si no conozco a fulano, no le puedo pedir nada), aquí no hay que conocer a nadie, sencillamente interrelacionarse.

Probablemente ya este funcionando y desconozca su existencia, pero si no existe, deberíamos crearlo.

Es una manera mucho mas fácil de gestionar el cambio desde fuera, ya que desde dentro es poco menos que imposible, tal vez con la potencia de la herramienta informática y el conocimiento repartido a lo largo de la geografía Ibérica, se logre propiciar oír la voz de tanta gente silenciada con el salario del miedo hacia un futuro incierto y falto de información (al menos para ellos).

Podría ser el principio del fin del diccionario turístico actual, para elaborar el nuevo y que fuera documentación habitual del sector para un futuro más sostenible, eficaz y dignificado.

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