sábado, 30 de junio de 2007

Pensando en ellos.


Mientras mis amigos del Blog se zampan una Paella a la vera del Mediterráneo en la bella localidad turística Benidorm, la envidia me corroe, me provoca el pensamiento, las ganas de ponerme a escribir, pero no se de que, reconozco que estoy en horas bajas, pero la lectura de obligado repaso para mantener actividad intelectual me ha motivado a dedicarles un recopilatorio de frases extraídas del libro “Consejos y acotaciones para sobrevivir en el sigloXXI” de mi amigo Alfonso Duran.

Mientras lo leo, mi mente recuerda artículos leídos durante estos tiempos, criticados, denostados, trasnochados algunos, mientras la mente la ocupamos con la incertidumbre de nuevas tecnologías, nuevos métodos, nuevas ilusiones de unos e escepticismos de otros, clientes, mercados, hoteleros, agentes de viajes, tour operadores, directivos de puntos com., redactores, lectores, etc.

Vaya pues a una lectura personal, silenciosa y reflexiva, deseo que os guste.

No les digas a tus empleados como tienen que hacer las cosas. Diles sólo lo que tienen que hacer. Te sorprenderán sus soluciones creativas.

Es bueno que des o recibas una segunda oportunidad. Pero no una tercera.

Handy lo anticipó hace ya tiempo: trabajar para una sola empresa y durante varios años, es cosa del pasado. Trabajaremos simultáneamente para varias empresas u organizaciones e iremos cambiando nuestra “cartera” en función de nuestras capacidades y de nuestra edad.

Decía Berthold Brecht que la causa principal de la pobreza cognoscitiva es la riqueza imaginativa. El principal objetivo del conocimiento, añadía, no consiste en abrir la puerta de la sabiduría infinita, sino en poner coto al error infinito.

Si uno de los aportes de la globalización es compartir la cultura del Pato Donald y la hamburguesa de McDonald’s, menudo fracaso.

La sociedad moderna está llena de histerismos. Todo es apresurado, todo es crucial, todo es trascendente. Pobres imbéciles.

Si no crees en la formación, apuesta por la ignorancia. Es el consejo socarrón de Anita Roddick, creadora de “The Body Shop”, a los ejecutivos y empresarios que no interpretan adecuadamente la necesidad de invertir en el desarrollo profesional de sus empleados.

Hay que cuestionar el concepto de remuneración por tiempo trabajado y sustituirlo por el de remuneración por trabajo hecho.

En la retórica de la comunicación cotidiana el consumidor es mimado, protegido, querido. Su perfil sociológico es el de un ser sólo preocupado por su bienestar personal, mezquino, egocéntrico, fuertemente consumista. Los mensajes publicitarios refuerzan esta imagen. Quizás no lo sabemos, pero estamos fabricando bastardos.

Todo fundamentalismo es perverso.

La vida es intercambio: doy para que me des.

La conversación como mecanismo de integración e intercambio está desapareciendo. Y en el diálogo estuvo probablemente el origen de nuestra cultura.

No te apasiones por lo último, pensando que es lo mejor. Vivirás permanentemente decepcionado.

Preocuparse es poner ansiedad en algo que todavía no ha sucedido. Mejor ocuparse cuando suceda, si sucede.

No quemes los puentes. Seguro que los volverás a pasar, un día u otro.

Todas nuestras certezas, nuestras posiciones, nuestros argumentos, dependen de los de los demás. El mundo es distinto según el lugar que ocupemos con relación a los otros. En definitiva, todo es relativo.

La sociedad del futuro será mestiza, plural, multilingüe o no será.

El problema con las máquinas es que acaban por generar dependencia. José Antonio Marina ha dicho atinadamente que si crees que lo más importante es el sistema informático, acabas cayendo en un sistema de diálisis y dependes de la máquina, no de la persona. Regula tus relaciones con Internet.

Llévate lo que quieras a una isla desierta, pero pon en tu cesta algo de Darwin y de Freud, unas onzas de Marx y de Einstein y una pizca de Keynes. Ellos te ayudarán a comprender por qué te has ido.

Con todas sus imperfecciones, Internet es la nueva ágora de la democracia.

El conocimiento está fragmentado y carecemos de visión de conjunto. Los hombres de ciencia se ocultan en sus laboratorios y los humanistas los ignoran. Edward O.Wilson ha tocado a rebato bajo la bandera de “la consilience”, de la unidad del conocimiento. Es urgente analizar sus propuestas!

La gente asocia inteligencia a cantidad de conocimientos adquiridos. Si preguntas es que no sabes. Por eso muchas veces asienten con la cabeza aunque no comprendan.

Las predicciones económicas sirven para los tiempos fáciles. Cuando viene tormenta carecen de utilidad.

La palabra profesional define a quien domina un oficio o profesión y obtiene sus recursos económicos de la explotación de este dominio. Es distinto al amateur, que lo hace por afición y no exige nada a cambio. Sin embargo hay una variante que cada día cobra más valor: no ser un profesional de nada y hacer cualquier cosa profesionalmente. Podría ser el futuro.

Ante cualquier situación conviene que comprendas que si no formas parte de la solución es que formas parte del problema.

Estamos inmersos en falsos debates: entre la razón y el sentimiento; entre la inteligencia analítica y la inteligencia emocional; entre las capacidades del hemisferio cerebral derecho y las del izquierdo. Lo que importa es la complementariedad y el equilibrio.

Con las nuevas tecnologías, algunos se han saltado la galaxia Gutemberg y han pasado directamente a la galaxia Marconi. Por eso Internet cuenta con muchos ignorantes entre sus numerosos utilizadores. Cuando utilizamos más palabras de las necesarias es que no sabemos lo suficiente sobre lo que estamos hablando.

Creatividad es, junto a competitividad, una de las palabras mas manoseadas por la clase ejecutiva. Se pide constantemente una aportación creativa a todos los empleados, pero no se ponen las condiciones objetivas para que ésta florezca. Y cuando, por azar, surge algo atractivo, los propios directivos se esfuerzan en minimizarlo.

No te dejes arrinconar por la especialización. Acabarás siendo un obrero del conocimiento, por bien pagado que estés.

No me digas que no tienes tiempo! Veinticuatro horas al día. Trescientos sesenta y cinco días al año. Lo mismo que tuvo Einstein.

Cuando utilizamos más palabras de las necesarias es que no sabemos lo suficiente sobre lo que estamos hablando.

Saludos cordiales desde la Costa Brava.

1 comentario:

Unknown dijo...

Solo los sabios pueden ser tan concisos y contundentes.
Ojalá muchos habitantes de este mundo fueran mas lectores y menos oyentes...
Mas reflexivos y menos compulsivos.
Quizás Joan, hoy un dia tan triste para todos los que estamos en este sector, pensemos hayas contribuido a que nuestros valores y nuestras creencias sean todavia mas fuiertes.
Lastima que aun seamos pocos... tiempo al tiempo ¡¡¡
Gracias por compartir con nosotros tanto saber.
Manel