Diálogo de besugos III

Después de leer el post de Juan J Sobejano, sobre los intermediarios me acorde de una conversación que tuve hace unos días con mi amigo Hotelero.

Habíamos quedado como siempre en su establecimiento para tomar un café y tomar el pulso a la evolución del negocio, perspectivas, y estado de opinión a cerca de los cambios del entorno en permanente actualidad.

Sentados en la terraza con un sol primaveral pero caliente (será por lo del cambio climático) o escasez de memoria, sea por lo que fuese, el clima no será el objeto de mi relato.

Nos sirve el café, el chico Ecuatoriano, con mucha educación y raudo, una vez mezclado el azúcar con el líquido elemento negro, y después de un sorbo de aproximación, la pregunta de rigor, mi compañero me dice, ¿como ves la temporada?
A lo que le contesto, eso dímelo tu.

Con mirada cabizbaja, perdida en el horizonte reconoce que su temporada empezó y termino el 24 de marzo cuando firmo un contrato de garantía con una agencia local.

Para los que no entendáis de contratos de garantía, una breve pincelada, significa que el hotelero ha contratado todas sus camas por unos periodos estipulados de tiempo a precios lineales sensiblemente por debajo del precio de mercado de cupos, que no el mercado real.

Por si mismo el contrato no es perverso si hay vacas flacas, uno asegura la cosecha y de nuevo a gestionar centros de costes.

En cambio si hay oportunidad de negociar con varios proveedores, venta directa (tradicional e Internet) venta a “pasantes” (turistas ocasionales que aparecen como setas en alta temporada, (cuyo máximo interés es que les alojes, sin impórtales el precio) son un espécimen mas buscado y preciado que las trufas, podrías mejorar lo que ahora se llama el Yeld management o gestión de tus precios por temporadas.

Volviendo al contrato de garantías, me decía, que se ha encontrado ante un problema que no tenía solución. Pero que le afecta directamente.

¿Que paso?, te cuento….(me dijo) Con la compañía que he firmado el contrato a un precio X (lo conozco pero no me atrevo a publicitarlo) comenzó su contrato a ser operativo el pasado 1 de Mayo, me han llenado el hotel de estudiantes, obligándome a colocarles de tres en tres y de cuatro en cuatro, con las habitaciones que tengo y que tu conoces, pero el problema es mas gordo si cabe, me he enterado que los clientes que yo he alojado, no eran clientes suyos habitualmente.

¿de quien eran?, te cuento, sabes la compañía de fulanito, que le dije que jamás volveríamos a trabajar, pues resulta, que la compañía que tiene contrato conmigo, no tenia clientes en estas fechas y la otra si, y le ha vendido mis camas a dos euros menos del precio que a mi me paga.

(La compañía que tiene el contrato ante la falta de clientes, vende por debajo de costes, para minimizar perdidas mayores, que intentara recuperar en temporada alta)

¿Pero tú cobraras lo estipulado que en su día acordaste, no?

Si, si desde luego, pero me doy cuenta de que ahora estoy a merced de esta compañía por la duración del contrato y no me puedo negar a nada, ellos son los dueños del hotel (hasta Octubre), de mi imagen, y de mis precios, es como estar atado a un árbol de la piscina mientras miras como te desvalijan la casa.

Chico, haberlo pensado antes, ya se, ya se, me dijo, pero es tarde, no puedo rescindir el contrato, de lo contrario ya lo habría hecho, la verdad es que no se que hacer, llevo dos días sin dormir, ¿por el ruido? No, pensando en el gran error que he cometido.

Intento calmarle, y decirle que si la experiencia al menos le sirve para algo, que de el coste por inversión al aprendizaje, ya que cuando recibe consejos gratis, suele desconfiar y se encamina a lo mas sencillo.

Se le pasa un poco el enfado, seguimos saboreando el café, y nos despedimos, ya que yo ando con el tiempo limitado.

Espero que la experiencia de mi amigo, pueda servir a algún Hotelero, a reflexionar acerca de las ventajas e inconvenientes de los contratos garantizados, en plena era de las TICS, aun suceden episodios difíciles de entender para la mayoría de los humanos.