Una de las carpetas que se me amontona en el apartado de “pendiente”, es la que titulo “sostenibilidad”, cada vez que intento trabajar en ello, acabo depositándolo nuevamente en la bandeja, no soy capaz de estructurar un esquema que se ajuste a razón y ética que me permita avanzar en la planificación futura ni aportar elementos positivos para el desarrollo sostenible futuro, a las conclusiones que llego, todas me conducen a una situación que razonablemente se me muestra inviable.
El hecho de que personalmente tenga sensibilidad hacia la sostenibilidad no impide hacer autocrítica desde mi posición de dirigente de una empresa que opera en un ambiente insostenible.
¿Como conseguir o influir que las cosas cambien? A priori no es nada fácil, ya que muchos de los parámetros que influyen, no son dominados por el sector receptivo final, en el cual yo opero y mi capacidad de influencia en los demás es casi nula.
Si analizamos el proceso de desarrollo de nuestra actividad, ayudara a la comprensión.
Comunicación y promoción:
En la comunicación con el mercado, nuestros servicios de publicitan mayoritariamente en soportes de papel a cuatro colores, eso se podría variar incluso cambiar, para minimizar el coste medioambiental, si hablamos de comunicar vía red, el coste sigue siendo elevado dado el consumo energético, seguimos contaminando.
Lugar de trabajo:
Las oficinas al uso para propiciar la interacción con el mercado para vender nuestros servicios implican usar tecnologías de consumo energético constante.
Desarrollo de la actividad:
Transportar a los clientesLo hacemos en los medios más contaminantes del planeta, Aviones, Autocares, vehículos a motor.
Destinos:
Una vez instalados, nuestros clientes se convierten en depredadores, orgánicos y degradadores de instalaciones y monumentos.
En destinos de playa, la oferta mayoritaria se sitúa en los establecimientos a pie de playa, los de mayor atractivo y demanda son los singulares, generalmente ocupan un espacio que debía ser protegido.
Generan montones de basura por destrucción en el consumo, degradan los destinos, mientras contribuyen a la economía local, cuestan a la economía global.
Es una economía de contrasentidos, a los cuales se hace difícil encontrar soluciones a corto plazo a menos que se tomen medidas de carácter global que varíen ostensiblemente los procesos futuros.
Con la voluntad de ser sostenible intento hacer un ejercicio de valoración, listar a Favor y Contra en busca del equilibrio, la lista de favorables se me queda vacía mientras que la de contra asume el protagonismo, reconozco mi incapacidad para contribuir al futuro con las premisas actuales.
El sentido común me dice, que si de verdad queremos que las cosas cambien, hay que hacer que sucedan, mientras el medio ambiente se sigue degradando, con la idea en la mente de que el problema lo heredaran los demás.
Mi humilde e inexperta reflexión es la siguiente, me parecen muy bien los discursos concienciadores, pero si no los aplicamos desde las más altas instancias del planeta hacia las bases, estamos perdiendo el tiempo en discursos modales y estériles.
En esta nueva etapa de la “economía del conocimiento”, algunos lo confunden, en decir, “se que no lo hago bien, pero primero que empiecen otros”, eso es tener conocimiento de lo que haces mal, que nada tiene que ver con la aplicación del conocimiento en beneficio propio y de la sociedad.
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