martes, 9 de diciembre de 2008
Nos perdemos en el discurso
Mucho se lee últimamente acerca de las nuevas tecnologías, la innovación, investigación desarrollo, en el sector turístico, después de una temporada mas que aceptable en sus resultados finales.
Este sector nunca se caracterizo por ser optimista, ni previsor, se le acusa regularmente de no haber hecho los deberes, y es cierto, pero nunca ha habido deberes porque no había materias explicitas en las cuales se debía aprender ni maestro que las impartiera, lo peor, no ha habido nunca alumnos que quieren reconocer que estaban faltos de formación, con estas premisas es fácil entender la situación actual.
Buscar culpables o responsables, cuando no se empieza en uno mismo es terreno escabroso para construir soluciones en el.
La realidad nos confirma que a pesar de los cánticos agoreros de negatividad que habitualmente son la sintonía sectorial, son ficticios, a la pregunta colectiva a un grupo de personas del sector, ¿Cómo fue la temporada? La respuesta siempre es pesimista, si por el contrario es una pregunta de tu a tu, la respuesta es totalmente opuesta, ¿curioso no?
Eso demuestra la gran falta de aceptación de que el sector va bien, sin apenas esfuerzos dirigidos a obedecer una estrategia previa.
La demanda se genera por el esfuerzo de operadores externos que controlan la distribución, anteponen sus intereses beneficiándonos del resultado.
Las quejas hacia los operadores, son celos, ante la incapacidad de hacer prevalecer comparativamente calidad ante precio.
No ha sabido el sector a lo largo de los años, aprovechar la inversión de los operadores para fidelizar la clientela, el beneficio a muy corto ha prevalecido a la inversión para el futuro.
La poca credibilidad hacia los recursos humanos, mal llamados “personal” hace que superada la etapa de posguerra, donde la necesidad generaba empatia, se haya transformado en apatía por los bajos salarios a recibir y la precariedad.
La falta de información, formación, objetivos, seguridad, ha dado con la situación en la que nos encontramos.
Oigo a menudo voces que claman “unidad” frente a…, se invierte en herramientas tecnológicas para dialogar directamente con el cliente final, coñe hablemos claro, cuando lo que realmente se pretende es “quiero que me compres directamente sin intermediarios” para ganar este escaso margen de intermediación aunque el coste de las herramientas lo supere, (cuando haga cuentas, ya me suicidare).
Se pretende de la noche a la mañana convencer que el modelo del touroperador esta caducado, sin embargo en el modelo industrial las sinergias están a la orden del día, ¿no deberíamos entender en turismo que lo que ha de cambiar es la forma del trato con el operador?, tal vez lo que este caducado es la forma, no el modelo.
Controlar la distribución, solo lo pueden hacer las empresas que entienden el significado de la misma, solo podrán controlar la distribución las empresas capaces de convencer con las cartas sobre la mesa y transparencia en la relación, “si sospechamos mutuamente, no podemos seguir juntos”.
Podríamos llenar un libro de ejemplos como los que acabo de citar, fruto de mi experiencia sectorial, pero me llena de tristeza, ver como nos perdemos en un discurso orientado en esconder el estiércol debajo la capa de paja nueva, cuando todos sabemos que acabara por oler en poco tiempo, siento ser escatológico en el ejemplo, pero es el olor que me llega husmeando por ahí.
Dejémonos de discursos innovadores, de herramientas, de falsos cánticos de sirena, arremanguémonos y pongámonos a trabajar, tenemos uno de los mejores productos comparativamente hablando del mediterráneo.
A menudo en mi territorio (Catalunya) se dice, que lastima que no seamos Franceses, otro gallo cantaría.
Esa expresión popular debería bastar para darnos cuenta, que todo es mas sencillo de lo que algunos pretenden hacernos entender, espero que mi texto abra la mente a mas de uno.
Saludos cordiales.
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