lunes, 4 de junio de 2007

¿Qué diría mi abuela si le contara?


El post de Albert Barra, me lleva a reflexionar acerca de cómo se vive en la red, que no difiere tanto de lo que ocurre en la calle.

Siempre ha habido diferencias y opiniones distintas, en la escalera donde vivimos, en el barrio, en el café habitual, en la charla de fútbol, solo varia en función de la inteligencia aplicada de los individuos que entran a trapos de las discusiones.

No debería sorprendernos pues que unas votaciones, unos comentarios, nos incomodaran, recuerdo un viejo adagio ancestral que dice, “si no quieres polvo, no vayas a la era”.

Ya se que desde este momento abro la discusión, desde el que entiende lo que escribo al que me dirá, es que quiero ser selectivo con el polvo (de la era).

Las opciones están abiertas para todos los gustos, unos aceptan mejor que otros las criticas, (soy de los que aceptan mal las críticas) pero también entiendo que si no me gustan las criticas con dejar de publicar, problema resuelto.

Con ello pretendo decir solo una cosa, “No sucede nada que yo no quiera que suceda” y esto debería ser aplicable para todos aquellos que nos exponemos mediante reflexiones, consejos, artículos de opinión, a que a veces la critica no sea favorable.

Entro al trapo mas de lo habitual, pero menos de lo que el instinto me provoca hacerlo, (estaría todo el día rebatiendo posiciones), leo muchos artículos que me provocan, pero no puedo con todo y acabo dudando si el debatir desde posiciones opuestas sin inteligencia dejándome llevar por el “calentón” del momento es correcto.

Hay que encontrar el equilibrio entre lo que uno piensa y cree, a lo que los demás piensan y creen, un pequeño ejercicio nos puede ayudar a encontrar diferencias.

Seria: como creo que soy, como creen los demás que soy, y como creo yo que los demás creen que soy.

Los caracteres que determinan nuestro comportamiento social, no los colgamos al entrar al ordenador, seguimos siendo el mismo personaje al mando de herramientas distintas, solo que aquí no mandamos en nadie, ni siquiera los acostumbrados a mandar en la sociedad mercantil donde desempeñamos cargos de responsabilidad ejecutiva.

Si me auto analizo en como dirijo mi empresa antes de la etapa previa a Internet comparada a una etapa plena digital, observo que ha habido cambios en mi forma de dirigir, he pasado de decirles que debían hacer y como, a decirles sencillamente que hay que hacer, es sorprendente.

He aprendido a escuchar, que no a oír, cualquier opinión es relevante, y si no lo es, ellos mismos se encargan de debatir, pero mis consignas ya no se discuten, porque ya no hay consignas, y la verdad es que la empresa funciona mucho mejor, difícilmente nadie me habría convencido de esto, solo con palabras, o ejemplos de consultora.

Nada mejor que echarse a la piscina uno mismo, el único problema es que si tiene agua, te mojas, y si no la tiene peor.

Con eso que pretendo decir, que si abrimos la puerta, circula aire de todo tipo, puro, viciado, con humo, con calor, con frió, etc.

Lo mas importante es que podamos decidir, si abrir o no la puerta, y que aun abriéndola, si lo que entra no nos gusta, antes de gritar, Esaaaaaaaaaaa Puertaaaaaaaaaaaa, te levantas y la cierras.

He aprendido mucho en los Blogs de los colegas que habitualmente leo y links que me llevan a Blogs desconocidos por mi, que no por ellos, “hablar” con vosotros es lo mas parecido a una conversación con mi abuela, empiezas en la Guerra civil y acabas hablando del hombre que piso la luna, tras pasar por un sin fin de vivencias, pasan las horas y te queda lo mismo que con la abuela, “transmisión de valores y cultura” , siempre se ha hecho así, solo que hoy tengo montones de “Abuelas”, es fantástico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Joan, leo con agrado tu artículo, como en todos los demás, pero en este caso el sentimiento es especial pues se lo que te ha inspirado para hacerlo, y te lo agradezco.

No es que hubiera una justificación para tener la rabieta que tuve, ni tampoco esperaba hacer cambios en la sociedad. De todo ello he sacado varias conclusiones:

- Que no estamos solos, y que detrás nuestro hay un sinfín de personas afines que te comprenden, te apoyan y tienen la inteligencia suficiente para aconsejarte.

- Que de vez en cuando, dar un golpe en la mesa, acelera la situación, y el apoyo demostrado es prueba de ello.

- Que se puede ser contundente y expresivo sin perder la elegancia.

- Sobretodo, que se donde se encuentran mis amigos de la Blogosfera.

No me quedan abuelas con quienes conversar, pero a partir de ahora se donde puedo hacerlo cómodamente y en confianza.

Un abrazo,
Albert