En base a esta pregunta que hace Javier Garcia Cuenca en un reciente artículo publicado en esta comunidad Turismo20.com., intentare aportar mi opinión al respecto.
La respuesta a la pregunta seria, apenas Ninguna, la juventud tal vez.
Dicho así llama descaradamente a la provocación, pero viniendo de mí, no podría ser de otra manera, no siendo exacta la respuesta más que para sostener la provocación, me baso en que nada ha cambiado en la mentalidad del empresario-propietario, (figura empresarial habitual en este sector).
No pondré en tela de juicio que la formación de los individuos actualmente en ejercicio de su profesión no tenga un nivel más que bueno para dirigir establecimientos hoteleros, sean de costa, campo o ciudad, el problema sigue estando en la otra orilla (la propiedad).
Apelamos a la escasa retención de talento:
En el sector, los contratos suelen ser de poca duración, dicho de otra manera alta rotación, el talentoso sabe que esta de paso.
Apelamos a la “vocación”, sin duda la hay, menos mal que la hay, de lo contrario los dirigirían personas poco identificadas en el arte de satisfacer clientes, otra distinta es que les dejen desarrollar su conocimiento y capacidad.
Tenemos un desfase formativo entre lo que se enseña y lo que la empresa necesita, el plan de formación de las escuelas contra requisitos están en las antípodas, independientemente que una vez formados se les contrate, (se sigue el estilo de contratar al director de la competencia).
Se sigue contratando un perfil con excelente formación en gestión de costes, Obediente al dictado del empresario, rara vez se le pide aportación de ideas o procesos, se le exigen resultados.
La formación del empleado (un coste), es mera quimera, sencillamente no existe, no se invierte en el principal capital de una empresa de servicios.
Los directores de Hotel, de los años 50 y 60 venían de una alta profesionalización adquirida mayormente en el extranjero (Suiza, Francia, etc.),
Personal inasequible a las remuneraciones mayoritarias, saltando de empresa en empresa, algunos alcanzaron la premier ligue, Ritz, Carlton, Hilton.... banalizandose en los noventa.
Los “number one” siempre han sido unos pocos, suelen ser personajes muy discretos, poco amantes de salir a la palestra, y nada es mas importante que su “Hotel” muchos por encima de su propia familia, “es su razón de ser”, tampoco se si eso es bueno o malo, en cualquier caso una decisión a respetar.
Hoy la gran mayoría que conozco, pertenecen a la alta rotación, pendientes mas de enviar curriculums, que de afianzarse en algún proyecto de persona en la sociedad que les contrata, la inseguridad, el recelo por ambos lados, preside las reuniones.
Falta de “sentido de pertenencia”, a excepción de ser el director del Palace o del Ritz, pero esos no necesitan este sentimiento, tienen otras necesidades, se de amigos que no nombran su profesión a menos que sea indispensable, por la baja autoestima de pertenencia en la sociedad.
De hacer una curva ilustrativa de la evolución de la profesión de director de hotel, veríamos como la curva decrece, (en calidad), en una reciente encuesta de “¿que quieres ser cuando seas mayor?” nadie se pidió dirigir un hotel, menos de gobernanta, jefe de recepción, recepcionista, etc.
Ahí existe un gap. Importante, del que el cliente es conocedor de ello (yo también soy cliente de vez en cuando).
En la etapa 2.0 será muy complicado satisfacer clientes, estando orientados a costes.
Solo un giro de orientación hacia beneficios en los gráficos de procesos donde el centro de partida sea el cliente, permitirá un entorno 2.0.
Muchos de los actuales dirigentes asalariados son conocedores de las posibilidades beneficiosas del entorno 2.0, pero también son conocedores del riesgo que entraña posicionarse ante el cliente desnudo, “los miedos del cambio son muy grandes”, de la resistencia accionarial, ni hablamos.
No se si daré por contestadas las inquietudes de Javier, pero mi intención ha estado centrada en hacerle una caricatura al sector, evidentemente desde un punto de vista (el mío) muy critico.
Es un sector que va muy bien, (a pesar de los agoreros negativos que vociferan el fin) le decía hace pocos días a uno de mis amigos (besugos), el día que os pongáis las pilas esto será la leche, siempre que los políticos no se percaten de ello, igual el éxito del sector ha sido este, yo sin darme cuenta.
Saludos cordiales.
La respuesta a la pregunta seria, apenas Ninguna, la juventud tal vez.
Dicho así llama descaradamente a la provocación, pero viniendo de mí, no podría ser de otra manera, no siendo exacta la respuesta más que para sostener la provocación, me baso en que nada ha cambiado en la mentalidad del empresario-propietario, (figura empresarial habitual en este sector).
No pondré en tela de juicio que la formación de los individuos actualmente en ejercicio de su profesión no tenga un nivel más que bueno para dirigir establecimientos hoteleros, sean de costa, campo o ciudad, el problema sigue estando en la otra orilla (la propiedad).
Apelamos a la escasa retención de talento:
En el sector, los contratos suelen ser de poca duración, dicho de otra manera alta rotación, el talentoso sabe que esta de paso.
Apelamos a la “vocación”, sin duda la hay, menos mal que la hay, de lo contrario los dirigirían personas poco identificadas en el arte de satisfacer clientes, otra distinta es que les dejen desarrollar su conocimiento y capacidad.
Tenemos un desfase formativo entre lo que se enseña y lo que la empresa necesita, el plan de formación de las escuelas contra requisitos están en las antípodas, independientemente que una vez formados se les contrate, (se sigue el estilo de contratar al director de la competencia).
Se sigue contratando un perfil con excelente formación en gestión de costes, Obediente al dictado del empresario, rara vez se le pide aportación de ideas o procesos, se le exigen resultados.
La formación del empleado (un coste), es mera quimera, sencillamente no existe, no se invierte en el principal capital de una empresa de servicios.
Los directores de Hotel, de los años 50 y 60 venían de una alta profesionalización adquirida mayormente en el extranjero (Suiza, Francia, etc.),
Personal inasequible a las remuneraciones mayoritarias, saltando de empresa en empresa, algunos alcanzaron la premier ligue, Ritz, Carlton, Hilton.... banalizandose en los noventa.
Los “number one” siempre han sido unos pocos, suelen ser personajes muy discretos, poco amantes de salir a la palestra, y nada es mas importante que su “Hotel” muchos por encima de su propia familia, “es su razón de ser”, tampoco se si eso es bueno o malo, en cualquier caso una decisión a respetar.
Hoy la gran mayoría que conozco, pertenecen a la alta rotación, pendientes mas de enviar curriculums, que de afianzarse en algún proyecto de persona en la sociedad que les contrata, la inseguridad, el recelo por ambos lados, preside las reuniones.
Falta de “sentido de pertenencia”, a excepción de ser el director del Palace o del Ritz, pero esos no necesitan este sentimiento, tienen otras necesidades, se de amigos que no nombran su profesión a menos que sea indispensable, por la baja autoestima de pertenencia en la sociedad.
De hacer una curva ilustrativa de la evolución de la profesión de director de hotel, veríamos como la curva decrece, (en calidad), en una reciente encuesta de “¿que quieres ser cuando seas mayor?” nadie se pidió dirigir un hotel, menos de gobernanta, jefe de recepción, recepcionista, etc.
Ahí existe un gap. Importante, del que el cliente es conocedor de ello (yo también soy cliente de vez en cuando).
En la etapa 2.0 será muy complicado satisfacer clientes, estando orientados a costes.
Solo un giro de orientación hacia beneficios en los gráficos de procesos donde el centro de partida sea el cliente, permitirá un entorno 2.0.
Muchos de los actuales dirigentes asalariados son conocedores de las posibilidades beneficiosas del entorno 2.0, pero también son conocedores del riesgo que entraña posicionarse ante el cliente desnudo, “los miedos del cambio son muy grandes”, de la resistencia accionarial, ni hablamos.
No se si daré por contestadas las inquietudes de Javier, pero mi intención ha estado centrada en hacerle una caricatura al sector, evidentemente desde un punto de vista (el mío) muy critico.
Es un sector que va muy bien, (a pesar de los agoreros negativos que vociferan el fin) le decía hace pocos días a uno de mis amigos (besugos), el día que os pongáis las pilas esto será la leche, siempre que los políticos no se percaten de ello, igual el éxito del sector ha sido este, yo sin darme cuenta.
Saludos cordiales.
" Apelamos a la “vocación”, sin duda la hay, menos mal que la hay, de lo contrario los dirigirían personas poco identificadas en el arte de satisfacer clientes, otra distinta es que les dejen desarrollar su conocimiento y capacidad".
ResponderEliminarCon cierta dificultad para elegir lo que más pueda influirme, me quedo con la frase anterior.
¿Conoces esa típica conversación entre empleado y propietario?. Supongo que si:
- Nos va muy bien haciéndolo como lo hemos estado haciendo los últimos 30 años.
- Si, pero podría irle mucho mejor. Podría facturar 50 en lugar de 35 con el mismo esfuerzo.
- Bah!, déjate de "charambainas" y a trabajar, que es lo que tienes que hacer.
Un saludo,
Rafael
Rafael, claro que me suena
ResponderEliminary muchas mas, como:
Mira hijo yo jamas fui a la escuela, el abuelo construyo el Hotel, yo hice los otros dos, y tu lo heredaras todo, haz como hicimos nosotros y dejate de patrañas.
A base de muchas horas y mucho esfuerzo hemos levantado esto tu madre y yo, sin estudios.
te contare una anecdota veridica,
Dos hoteleros socios y hermanos, firmando un contrato con un Tour Operador britanico, son las 2 de la tarde, en un pequeño receso un hermano le dice al otro, "invitale a comer, el otro dice, despues de que haya firmado.
Una vez firmado el hermano le da un codazo, y su hermano le dijo, ¿para que si ya ha firmado?.
Y asi se va escribiendo la historia, gracias por tu comentario.