lunes, 6 de julio de 2009
Más de lo mismo
En mi anterior articulo “diálogo de besugos”, hago hincapié a varios elementos que inciden directamente en las relaciones entre clientes y proveedores.
El reciente post de Rafael Martinez entiendo que suma en el mismo sentido.
Hace muchos años que un grupo amplio viene publicando en el sector todo tipo de problemáticas que provocan esta situación, que persiste en el tiempo, negocios, personas, signo inequívoco que el sector goza de un binomio perfecto, alta rentabilidad/baja dedicación.
No soy consultor, ni experto, pero me considero un emprendedor (generador de negocio) convertido a empresario (gestor de negocio) que pretende hablarle a empresarios, cuando en mis artículos vuelco acciones, vivencias, experiencias o costumbres de aplicación que describen unos modelos de gestión.
Me duele compartir artículos en el mismo sentido (exagerados en tonos negativos o críticos con la situación), que pretenden agitar a la sociedad turística a ver si de una vez por todas el sector se conciencia y lidera de una vez por todas en Europa, (hasta ahora solo llevan a desistir), ya que ni los lideres (exentos) sectoriales ni los políticos (exentos también) se hacen eco de la problemática existente, solo hay que ver como se aplican los escasos recursos disponibles y como.
Liderar, no son cifras (que vemos superadas por nuestros competidores), ni costes, ni personal mal remunerado, ni inversiones desamortizadas, ni cash provisional para incontinencias que preserven la calidad promocionada.
Liderar es ser conocedor de las necesidades del mercado y poder ofrecérselo, Liderar es arrastrar al resto de seguidores (competidores) con las mismas filosofías, (Líder no es aquel empresario que más ladrillos acumula).
Internet, costes, personal, gestión de los recursos, son solo herramientas de gestión.
El verdadero problema del sector es la carencia de liderazgo, junto a unas barreras de entrada bajas, pero de salida muy alta o complicada en función de la época, esta lo es y mucho (que se lo pregunten a las entidades financieras).
Nuestro cliente no es el ejército, que compra toda la producción de cualquier tipo de zapato que se adapte al precio y a la usabilidad (que no la necesidad) de la tropa, aunque a veces actuemos de esta guisa (mayoritariamente los intermediarios, receptivos, tour operadores etc.).
La falta de criterios a la hora de elaborar la estrategia (el que la tenga) de a quien dirigimos nuestros servicios es asombrante, “vendo lo que tengo a personas que respiren”, esto a todas luces es inviable, si tu hotel esta en una zona tranquila, no le vale al que busca diversión, y viceversa, si coinciden alguien se ira descontento (sentido común) no hace falta ser experto en marketing.
Los clientes están en “nuestra casa”, (hoteles, agencias, apartamentos, camping, restaurantes, bares, etc.) podemos hablar con ellos cada día, cada hora, no te limites a que rellenen el cuestionario de control de calidad que solo mejora cada diez años cuando crees que ya no esta vigente, independientemente de que los clientes “pasen” de rellenarlos, tienen mejores cosas que hacer en su tiempo de vacaciones.
Las empresas industriales fabricantes de bienes de consumo, pagarían ingentes cantidades de dinero por poder hablar con el usuario final, a nosotros nos da miedo hablar con ellos, por varios motivos, uno podría ser “porque sabemos que no cumplimos con las expectativas”, la mayoría de dirigentes piensan (cuenta de resultados y estadísticas de ocupación) que es mejor que pague y no vuelva, (los intermediarios se encargaran de sustituirlo) o mejor los cazo yo directamente vía Internet así me ahorro unos eurillos en intermediación sin dejar a las distribuidoras tradicionales, otro, podría ser que realmente lo que me comente el cliente cuando hable con el, no le pueda satisfacer porque mi establecimiento no puede ofrecer lo que me pide, (aunque mi publicidad plagiada ofrezca estos servicios, que fueron los que le atrajeron).
Unos clientes, me decían esta misma semana cuando los despedía, que no conocían al director del hotel que desde hace veinte años consecutivos se alojan en el.
Cuando les pregunte que les atraía volver a este establecimiento, la respuesta fue sencilla y breve, dos motivaciones, uno se llama, Manuel, (recepcionista) y Carmen, (camarera de pisos, que piden coincidir en su rango cuando hacen la reserva) dos trabajadores de toda la vida que deben la vida al empresario a cambio de un salario discutible, por mas que el empresario piense que vienen por la alta inversión en comunicación, o la buena gestión de un intermediario
Si hablara con los clientes tal vez podría ahorrase algunos costes, pagar mejor salario a Manuel y Carmen, conocedores que sus servicios provocan fidelidad y repetición, de hecho así lo hacen mientras Manuel y Carmen sigan ahí, mientras tanto el director es ajeno a esta situación.
Son pinceladas extraídas de las vivencias diarias durante muchos años, (no tienen categoría de anécdota) ello no me ha convertido en experto de nada, solo en mero notario de lo que sucede a mi alrededor, no he tenido que invertir en costosos sondeos de opinión, ni en encuestas, solo tomándome algún café que otro sentado placidamente en cualquier, cafetería, salón, piscina, púb de cualquier hotel, (hablando con los clientes) la información fluye. (Yo he de desplazarme para ello) ellos los tienen sentados delante.
Agitar conciencias carece de interés para mi, solo pretendo levantar opiniones favorables, distribuir el mensaje, y hacer que las cosas cambien, mi profesor me decía que alguien había dicho, “no sucede nada que tu no quieras”, yo estoy dispuesto, espero que vosotros también.
Si este mensaje y los que son como estos, cayeran en manos de los dirigentes (especialmente políticos) que son los responsables en dedicar tantos recursos a promocionar la obsolescencia, tal vez puedan variar los criterios futuros en el reparto de zanahorias.
Pero con el tiempo que ya hemos dedicado en el que venimos hablando, y escribiendo, lo mejor que he podido sacar han sido críticas personales, matar al mensajero, y ocultar el polvillo bajo la alfombra.
Saludos cordiales.
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