viernes, 17 de abril de 2009
¡Me han robado un cliente ¡
En las ferias es costumbre cruzarse con los colegas, competidores, y personalidades conocidas del sector, las conversaciones de cruce suelen versar acerca de la crisis, la situación general, la periférica, y al final la personal
con la mirada perdida hacia las personas que deambulan en tu entorno, es una de las cosas que mas nervioso me pone, estar hablando con alguien que no le interesa lo mas mínimo nada de lo que le cuentas.
Una vez saludados, hablado de la crisis, (casualmente esta”crisis” solo va con los demás), como decía un buen amigo, “los infartos y la lotería, siempre toca a los otros”, algunos admiten disminución ligera en la actividad, o ralentización, se respira optimismo sin fundamentos, todos afirman que se saldrá de esta, pero nadie sabe ni como ni cuando, de cualquier forma es alentador ver optimismo en un sector eminentemente pesimista.
El punto álgido de la conversación llega cuando alguien de forma confidencial te comenta que le han robado un cliente, precisamente “fulanito”, (alguien que ambos conocemos) genera morbo saber como fue, como paso, y a poco interés que muestres en su desgracia, te suelta los pormenores, seguido de comentarios acerca de la empresa de “fulanito” que no atraviesa momentos económicos muy alentadores y con cierto despecho hacia el cliente perdido, como queriendo decir “ya se lo encontrara” o el equivalente a que en futuro valorara lo que se ha perdido con el cambio, la experiencia nos demuestra que rara vez se recupera un cliente perdido, la mayoría sigue con el que en su día le ofreció mejores prestaciones.
Creo que ya va siendo hora que empecemos a entender que los clientes no son propiedad de nadie en particular, la fidelizacion (que no confundir con cautividad) hay que ganarla día a día, que los paralelismos sociales de seducción se asemejan demasiado con la conquista de una pareja y la captación de un cliente, el cortejo, la atención es álgida en los inicios, y una vez aceptado en compromiso llega la relajación y en ambos casos, se inicia el mismo efecto, dejar las puertas abiertas a nuevas proposiciones, nada nuevo por otra parte, nos basta ponernos en “sus zapatos” , para ver como actuamos.
Muchas empresas, empresarios, empleados comerciales deberían empezar a entender que nadie roba nada, si ocurre, lo perdemos nosotros, el mayor peligro esta precisamente en los clientes de largo tiempo, ya que los recientes aun gozan de la atención vigilante por seguir agradándole, mientras que se suelen descuidar a los de mas confianza, como reza la sabiduría popular, “donde hay confianza, da asco”.
Apliquémonos todos en la medida de las posibilidades, no hay que olvidar que mantener a un cliente, es mucho mas económico que captar uno nuevo, además un cliente satisfecho es nuestro mejor aliado comercial hacia otros que todavía no lo son, sabes exprimir estas posibilidades es a veces tan sencillo como hablar habitualmente con ellos, ya sean individuales o personas que deciden para un colectivo, a todos nos gusta que nos presten atención y nos ofrezcan de vez en cuando un café.
Un buen amigo tiene un frase que recuerdo muy a menudo, la quiero compartir con todos vosotros tal vez nos sirva como ejemplo de aplicación inmediata, “envíale flores, después ya le dirás porque”.
Saludos cordiales.
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