martes, 20 de diciembre de 2011

Turismo, esa rubia despampanante






Con la llegada del nuevo gobierno, se observan guiños hacia este sector, mal llamado desde mi punto de vista industria, que yo sepa aquí no se transforma materia prima, se prestan servicios.
Partiendo de esta confusión, sin importancia para muchos, sería bueno saber “en que negocio estoy”, aunque esto ahora no es relevante, pero podemos hablar (como dice el new presi).
Este sector, lleva años viviendo al margen del reconocimiento social y económico, siempre fuimos la parte lúdica de la economía, esa chica de cascos ligeros, esa que ninguna suegra quería para su hijo, pero que de repente, el tinte ha hecho el milagro, se pavonea con jeans apretados, botas altas recogiendo todas las miradas, se ha convertido en objeto de deseo, tiene trabajo y gana dinero.
Un sector que a la mínima que escucha ruido regulatorio saca a relucir su importante contribución a la economía, generación de ocupación, se apela a la sensibilidad de precios, a la competitividad y algún santo más que sacar en la procesión, curiosamente el mismo que se pasa la vida intentando reducir costes, el que gasta ingentes sumas (de la administración) en la promoción y se jacta de pagar muchos impuestos, oh no se le oye, oh se pasa el día vociferando, somos un sector extremista.
Si el año va bien (nadie sabe cómo se mide el milagro) el sector crece año tras año, solo hay que echar mano de las estadísticas oficiales, aflora el orgullo sectorial, puro habano en la boca, traje nuevo y a pasearlo por la avenida o fitur.
Todavía está por hacer (aunque parezca mentira) un ejercicio sencillo, intuyo que debe ser muy difícil o costoso, tal vez nunca hizo falta, oh lo conocen todos menos yo, saber cuánto está dispuesto a pagar por nuestros servicios el cliente final, (no me sirve el tour operador ni el agente receptivo como cliente final), mienten más que hablan, buscan su rentabilidad aunque sea a base de extorsionar y forzar contratos, pero a lo largo del tiempo se ha demostrado que la ignorancia de unos y las perspicacias o conocimientos de otros fijan los precios del querido cliente final, eso sí, da muy poco trabajo firmar uno de estos contratos, el resto es esperar que la suerte caiga en tu piscina.
Podría seguir describiendo anécdotas jocosas que alegran el ego de los recelosos del sector turístico, pero tampoco se trata de divertir al personal, deberíamos seguir el relato de cómo puede acabar la rubia.
Me sigo preguntando, ¿que leñe han visto en la rubia? No saben nada de ella, lo poco que saben procede de habladurías envidiosas no ayuda mucho para formarse una opinión, ella debería saber que es pretendida, (eso llevara algún tiempo) cuáles son sus intenciones, ¿es para un rollete temporal?, ¿fines serios? necesitaran ambos tiempo para conocerse y descubrir sus estrategias, aunque dicen que “ella” es un poco tontita…...
Pase lo que pase, intuyo que debe ser una chica “complicada”, nadie entiende que hasta hoy haya estado sola y de repente todos la quieren (“meter mano”)…. Puede que ella se asuste y se cierre en banda, o por el contrario sea abierta, dialogante, simpática.
Pase lo que pase, les puedo garantizar que acabara jodida. (Expresión coloquial)
Saludos de un agente de viajes receptivo, desde la Costa Brava
Felices Navidades y ……..año nuevo (no me atrevo a poner delante de año la palabra feliz) ya me disculpareis.

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